González #592

NOS ENVÍAN

Gobierno no se cierra, queremos respuestas.

Juan M. Ortega

El pasado jueves 21 de agosto toda una facultad cobijada bajo el eufemístico nombre de Escuela de Gobierno se vio sacudida ante un mensaje intempestivo de su saliente directora. En este mensaje se anunciaba de todo, menos lo que realmente iba a suceder. Nombrando a un mundo cambiante (siempre cambiante) y la Inteligencia Artificial (que no mucho que ver para este caso a mi parecer), se detuvo el ingreso de nuevos estudiantes para futuras cohortes de admisiones en la Universidad de los Andes en el pregrado de Gobierno y Asuntos Públicos, para según la directora María Margarita Zuleta (La Paca), ampliar el impacto de la escuela. Sin embargo, una comunidad tan heterogénea como desconcertada ante la imprecisión y ambigüedad del mensaje levantó su voz; el día inmediatamente posterior esta comunidad salió en búsqueda de respuestas ante una dirección y una rectoría que brillaron por su ausencia en la explicación precisa de la decisión que se tomó.

El viernes 22 de agosto muy a las 8:00 a.m. empezamos a aparecer los primeros estudiantes con el fin de organizarnos para recibir explicaciones y respuestas. Se mencionaban entonces las primeras frases que aparecerían en las carteleras que tendrían como destino final las paredes de la escuela misma y de la rectoría. Cobró bastante relevancia el cartel de Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo que se posaba anteriormente en la pared del edificio Aulas (la casa de la escuela) en calidad de unas letras metálicas, que incluso algunos de los presentes no lograban recordar. Posteriormente, en calidad de incógnita imperceptible, apareció una de las funcionarias de la rectoría haciendo su reporte tímido a través de una nota de WhatsApp que probablemente nadie pudo percibir, sin embargo, al verla con esa actitud de denuncia en camino a un baño intransitado, y posteriormente, al verla salir a hora de almuerzo de rectoría todo cobraría sentido. ¿Estaría asustada Raquel del levantamiento de voces por parte de los estudiantes como para enviar informantes al epicentro de la situación?

Posteriormente, los primeros carteles se posaron en las paredes de la escuela y de las calles aledañas. Al mismo tiempo, aparecería La Paca con su característico carisma a plantarse con una sonrisa que nunca se borra de su rostro a escuchar la frustración y la pena de los posteriormente bautizados como dolientes de la escuela, por Mauricio Velásquez. En efecto, las intervenciones que se realizaron en el patio del edificio Aulas se caracterizaron por un factor común: la pena y el dolor. Quienes hicimos la apuesta por estudiar una carrera que requiere de una explicación inmediatamente posterior a su mención en cualquier espacio de la vida común nos encontrábamos estupefactos ante la aparente posibilidad de su fallecimiento. Opiniones y respuestas fueron y vinieron, aun así, algo era claro, esta decisión que tomó por desprevenido al estudiantado era un hecho, una nueva realidad.

Ante el inconformismo y el propósito original, de hablar con las instancias pertinentes, los estudiantes nos remontamos a la calle que nos conduce a rectoría con la marcha más tímida y exuberante que hubiese observado la universidad desde los levantamientos del 2021. Los rostros de los estudiantes ajenos a la causa que solo transitaban la universidad rumbo a su normalidad académica podría traducirlos en: ¿No es extraño ver una marcha en una universidad donde todo, aparentemente, va tan bien? Personalmente podría atreverme a decir que las cosas no van tan bien. Entre el mal olor de los baños, la mercantilización del campus y el cierre recurrente de programas creo que como estudiantes debemos revisar cuales son las prioridades de nuestro segundo hogar. Aunque esto amerita otra discusión.

La comunión de estudiantes dispuestos a empapelar temerosamente la rectoría se vio sorprendida por la salida de la Vicerrectora de investigación, Jimena Hurtado, ante la irrupción de las arengas y la algarabía que repetía: – queremos respuestas, gobierno no se cierra -. Palabras más, palabras menos, Jimena recogería nuestros puntos y los expresaría a rectoría. Al finalizar el intercambio, para efectos de no desperdiciar tiempo, porque ¿para qué escuchar todas las opiniones de una masa medio enardecida? la vicerrectora retornaría a su edificio y algunos nos dispersamos. Cuando de manera repentina e inesperada aparecería Raquel Bernal, rectora de la universidad.

El discurso de la rectora, tan inocuo como claro en la circunstancia de su urgencia, hablaba de la importancia de nuestro campo de conocimiento, pero de manera transversal a todo el pregrado de la universidad. También hablaba de futuro y de los problemas que aquejan en general a la educación superior. Sin embargo, poco era diciente sobre la importancia de un pregrado que propende por las buenas praxis en un país donde la administración pública se encuentra a medio caminar. De hecho, este es mi argumento; más allá de los efectos en el campo laboral (inexistentes a mi parecer), cerrar el pregrado en Gobierno y Asuntos Públicos es cerrarle la puerta al futuro de la buena administración pública al país. Entre expectativas irrealistas y cuanto menos imposibles, ante el poco tiempo por el cual se ha ofertado el pregrado, se habló de pertinencia e impacto; más bien poco de razones de peso como para no seguir formando de base personas con el fin de generar valor público.

Posteriormente, ante la insuficiencia de tiempo, se programaría una reunión con aires de asamblea para el día lunes, a una hora cuanto menos problemática, para decirnos las razones reales de por qué el pregrado no sería ofertado nunca más. En tal reunión más allá de las mismas y repetidas expectativas irrealistas e imposibles, se cruzaron las lágrimas y penas de unos dolientes que, ante su formación en solución de problemas, no creen que no haya nada más que hacer.

El pregrado en Gobierno y Asuntos Públicos no es un favor que le hace la institución privada más prestigiosa del territorio nacional al país. Es una obligación como privilegiados en este sistema retribuir a la adquisición de conocimientos y al buen manejo de la nación. No es esto algo alcanzable a través de la transversalización de nuestros conocimientos a todo el pregrado de la universidad. Es secreto a voces que nuestro fin será el mismo de la poco efectiva cátedra de Constitución y Democracia. Creo que la dirección de la universidad le apuntó a donde no era con el cierre del programa. La educación superior transita una crisis en pertinencia y me atrevo a decir que esta se debe especialmente a mantener programas de 4 y 5 años, que en el exterior son realizables (más no equiparables) en 3 años. Nuestra universidad debería pensarse como un actor en la transformación de la educación superior del país y no solo como un actor económico.

Me excuso si en mi narración existe alguna ausencia relevante. Yo, como todos ustedes, vivo una vida con tantas complejidades, que enfrentar esta situación me ha tomado tan por sorpresa como a quienes también se han visto afectados emocionalmente por una decisión organizacional, que va de cara a las ganancias y de espalda al país. Todas las voces son importantes, por eso su asistencia el día viernes 29 de agosto a las 2:00pm en la asamblea de la Escuela de Gobierno es fundamental. Espero que esta narración les suscite tanta inconformidad como preguntas ¿Está dispuesto usted a que se cierre su pregrado porque económicamente es más rentable ofertarlo a través de opciones o credenciales?


DE LAS PROFUNDIDADES DEL ARCHIVO

Oda nocturna

S.S. Gómez

Qué suave es sentir la textura de la sábana,
cremosa como olas celestiales que me acarician,
un abrazo etéreo que me llena de vida,
que me cuida, que me insufla energía.
Es la tierra fértil de mi habitación,
extendida por las venas espumosas de la cama,
y yo, manantial de una montaña viva,
fluyo en su cauce como un río eterno.

Me cubren los atuendos fantasmales
de aquella llegada brillante,
y tapo mi ventana,
fiel guardiana de mi sueño.

Así, en la penumbra,
gesto mi ecosistema:
plantas que brotan del suelo,
ríos que cruzan esquinas,
especies que nacen y mueren
bajo el manto de la noche.

Mientras conquisto el exterior,
siento cómo mi ser se apaga.

El aire se detiene en mi rostro,
un calor inmóvil quema mis manos,
que todavía escriben,
mientras mis ojos se hunden
en un letargo inquieto.

Todo se disuelve:
el techo y el suelo,
se fusionan en un espacio extraño,
adornado de grafitis y basura.

Mi ser se expande,
un eco infinito que espera,
mientras mi cuerpo se apaga,
y el universo me devuelve
al abrazo de la sábana,
en la inmaterialidad de la noche.


Y vieron la luz

Julián Samsa

22 años de estar vendados sin recibir más que tierra, raíces y el mínimo aire de serenidad. Aguantaron. Lo hicieron. Solo era esperar. Miles de horas que alguien los pensaba y ellos en el mismo lugar. Miles de pisadas en su “nueva casa” y ellos los dejaban entrar. Miles de papeles sobre escritorios y los dominó la paciencia. ¡Qué paciencia tuvieron! Tan solo dos abrieron su casa y se espera que sean más.

Cada año se preguntaban la posibilidad de ser vistos, pero solo se veían entre ellos. La posibilidad de ser olfateados, pero la arena confinó su esencia. La posibilidad de ser escuchados, pero lo último que escucharon fue la respiración tenue de los que ya estaban enterrados. Uno tras otro. Cuerpo sobre cuerpo. Una guerra que invita al que no debe ser invitado.

Millones de turistas se paseaban a unos metros de su “nueva casa”: volquetas, desperdicios, más cuerpos, periodistas, agentes del CTI, familiares, curiosos, ajenos a su historia, historiadores, extranjeros, locales, guerrilleros, gestores de paz, etc. Tantas manos, tantas mentes y tantos trajes destinaban horas a la “Paz Total” y ninguno pensó que era “Paz Parcial”.

Y escarbaron, y escarbaron, y escarbaron y justo cuando la espera monótona fue diferente, los restos óseos vieron la luz. Los rayos penetraron aquel color pálido, abandonado a su suerte y carcomido por lo que una vez fue noticia y ahora es historia; y vuelve a ser noticia. Se acercaron para confirmar que no era una alucinación, pues sus ojos estaban pasmados por la misma escena día tras día.

Los cuerpos levitaron de un sueño profundo y todo estaba de la misma manera cuando partieron. La misma Escombrera, las mismas personas que reaccionaban sin saber el por qué, los mismos periodistas que solo llegaron después de varios años porque por fin había algo con que trabajar. Después de tanta espera solo querían descansar, pero era necesario el papeleo.

Para su sorpresa, y la mía, y la de todos, aquellos dos cuerpos inertes no reaccionaron. Rogaron que los enterraran de nuevo. Que los olvidaran ahí para siempre.

—¿Cómo se les ocurre encontrarnos?— dijo un cuerpo.

El otro cuerpo escuchaba a lo lejos una radio. Derramó la última lágrima que le quedaba y se desvaneció para que sus cenizas escaparan de aquella escena. Los dos cuerpos no pudieron soportar que el país, 22 años después, siguiera en la misma guerra absurda de siempre.

Julián Samsa


Y UN DEBUT

“Diversificación de Ingresos”

Honoré Daumier

Nota Editorial

Si esta fuera una escuela de Arte respetable, tendría la plena certeza de que todos hemos oído hablar de Honoré Daumier, el afamado padre francés de la caricatura. Conociéndonos, nadie tiene ni putx idea de quién estoy hablando. El tema es, Daumier murió en 1879…

Imagínen mi sorpresa cuando haciendo doomscroll en Instagram llega como nuevo seguidor del González este fantasma del siglo XIX, publicando nada menos que caricaturas en clave uniandina, con nuestra icónica gama de amarillo pollito.

Obviamente me abalancé sobre la oportunidad de reclutar a Daumier para esta nueva encarnación de
González. Así que, sin más misterio (pero con bastante sospecha), les presentamos una primera viñeta de
nuestro very own Honoré Daumier universitario.