Recomendación del González (más o menos)
Aparezco mágicamente en medio de esta hoja para comentarles un poco sobre esta canción, porque siento que sin el trasfondo esta canción no es nada para mí (suena un poco rudo pero es así). Una persona muy especial me la mandó luego de que yo le contara que sentía que todos me odiaban, que yo no encajaba en este ambiente universitario y que no estaba diseñada para convivir con la gente. Claramente nada de eso es real, ella me lo hizo ver también, pero es verdad que esos pensamientos me siguen molestando de a ratos. Mientras más conozco a la gente más miedo siento y mientras más miedo siento más me alejo de todo. No es justo.“Quiero formar lazos para toda la vida”. ¿Quiero formar lazos para toda la vida?
-Sef
Ciruelas para Tomasa de Marvel Moreno
“Saliendo de un sueño lo vi un amanecer, en una playa cubierta de caracoles rojos donde las garzas negras viajaban a anidar, casi perdido en la neblina mientras yo corría tratando de alcanzarlo y él se iba desvaneciendo hasta a lo lejos animar la sombra de un pescador que entre el ruido de las olas me hizo aquello. Hacerlo, ir y venir, venir, ir, morir mil veces. Dejar correr la lluvia por mi cara, la vida por mis piernas, con mi placer arar la tierra, con mi cuerpo fecundarla, que goce, que crezca, que nazca, ir y venir contando las estrellas, siete estrellas, siete brujas, mirando las piedras del camino, las redondas, las cuadradas, seguida de gatos negros, negros de ojos dorados, dorados, verdes, dorados, gatos que asusten a la gente, yo huía de la gente, la husmeaba de lejos y me convertía en alga de laguna y dormía como rama seca entre los mangles y cubierta de fango pasaba por tronco flotando a la deriva de la ciénega. Me siguen los gatos, la luna se hace triste, ella se acerca, se inclina, todos han muerto, dice, sólo yo quedo en la casa. Sólo.”
-enviado por Camila
Cristales de amores
Si pudiera contarle mi situación al viento, siento que soplaría con tanta fuerza que se llevaría mis palabras.
O si le pudiera contar de esto al tiempo se aburriría de lo largo que es.
Mi pequeña mochila empacada de ilusiones y anhelos, todo sobre un monto de trozos rotos de lo que alguna vez fue.
El primer cristal, es el más bello, pero el que más ha llorado y sufrido, porque nunca podría describir aquel primer amor de infancia tan inocente, tierno y doloroso como fue ese. El esperar con mis manos sudadas el qué llegaras tras de la escuela con tu cabello rizado y tus ojos grandes que admiraban algo que yo no podía ver, solo para pedirte o robarte un inocente beso.
Los siguientes cristales son pequeñitos, ilusiones vacías, y simples sueños que no fueron más allá de eso, ser algo imaginario.
Hay algunos más grandes y filosos, qué me hicieron notar que el amor es un acto masoquista y suicida, qué mantenía mi mente en constante pensamiento de tantos rostros qué solo lastimaron a una joven inexperta qué solo quería ser amada, como en los libros que leía, un hermoso amor de ficción.
Hay cristales qué están cubiertos por unos paños, porque aunque dolieron, fui cuidadoso esta vez, y los atesoro como si de una piedra preciosa se tratara.
Hay algunos que por tanto peso, rasgaron la mochila, y solo cayeron en el camino siendo olvidados como un suspiro en invierno.
Y hay otros, qué siguen intactos, y otros quebrados, pero que siguen en pie.
Hay uno es especial, uno con grietas, le falta una esquina, pero sigue ahí, y sin duda, es mi favorito, lo guardo en una pequeña bolsita donde hay con corazón bordado con manchas de unas manos qué quisieron tomarse la molesta de hacerla con una pequeña aguja.
Y hay otro que recién encontré, qué me gusta, pero viendo todo el peso de la mochila, temo guardar y pienso en soltar.
Hay otros amores que no son cristales, son pequeños retazos de tela que formaron esa mochila, muchos retazos de grandes lazos, hay uno muy hermoso, desgastado, y algo roto, pero siempre resistente, y es el más grande y el que más adoro, mi favorito, el que he acompañado desde que comenzó su travesía en los cautelosos ríos de la vida, hasta ahora, donde trepa la montaña más empinada qué nunca pude ver, pero que admiro por su valentía.
He podido experimentar el amor de las formas más bellas, y también de las formas más crueles, pero eso me hizo darme cuenta, qué debí vaciar esa mochila, y ahora solo cargo unos pocos cristales, algunos con nostalgia, otros con alegría, otros con celos, pero todos con amor, y finalmente puedo sentir una mochila más liviana, no me lastima y yo tampoco lastimo a esos cristales.
Es la metáfora del amor más extraña que alguna vez pude describir, porque solo soy un joven que quiso amar desde pequeño, quiso demostrar el amor más intenso, y solo dejo heridas, pero eso define una nueva perspectiva, nuevos horizontes.
Puedo ahora amar con dedicación y cuidado, porque no debo estar siempre pendiente de un cristal, pero si lo debo cuidar, porque algunos son más valiosos de lo que puedo imaginar.
Y a veces, hay una pequeña gran parte en mi qué quiere ese amor como en los libros y las películas, poder sentir que no hay nada más, y que no necesito más, poder sentirme seguro al tomar una mano cálida o fría, o sentirme completo cuando logremos fundirnos en un abrazo, qué no haya necesidad de hablar, y que solo con una mirada expresemos todo y a la vez nada.
Seguiré dejando un pequeño corazón vagabundo y lastimado, pero con anhelo y deseo de lograr algo que lo haga llorar de solo pensar en lo mucho que ama a ese alguien.
Y aquí esperaré, siempre habrá un lado de la cama esperando, siempre habrá un pequeño chocolate esperando, siempre habrá un ramo de flores esperando, o solo unos labios fríos por el tiempo esperando, pero siempre con ilusión, y con un amor reconstruido convirtiéndose en un amor sincero y verdadero.
Siempre con ganas de amar,
Un pequeño corazón de cristal.
-Enviado y escrito por Ramé