González #564

González #564

BANANA sobre los textos de los proyectos de grado:

banana, texto del trabajo de maestría de Victoria Cabezas:

tomado de Banana Craze: 

“Para cumplir uno de los requisitos de grado para obtener el título de maestra en artes plásticas de la Florida State University la artista costarricense Victoria Cabezas creó un manuscrito que contiene solo la palabra “banana” escrita una y otra vez, replicando visualmente  los preceptos de la escritura para formar frases y párrafos. Estas estructuras visuales están acompañadas de pies de página en donde la artista narra de manera detallada el impacto y las repercusiones de las acciones de la principal compañía bananera de Estados Unidos —la United Fruit Company— en América Latina.”

Registro: 

ODA AL SOL

No conocía el sol.

Viví en invierno.

Era

en los montes australes.

Las aguas

invasoras

sostenían

la tierra,

el firmamento era

un pálido paraguas

desbordado,

una medusa

oceánica

de cabellera

verde.

Llovía

sobre el techo,

sobre las hojas negras

de la noche,

bajaba

agua celeste

desde los desdentados

ventisqueros.

Después crucé los climas.

Y en el desierto,

redondo, arriba, solo,

el sol de fuego

con sus deslumbradoras

crines rojas,

el león en su círculo

de espadas,

la flor central

del cielo.

Oh sol,

cristal paterno,

horario

y poderío,

progenitor planeta,

gigante

rosa rubia

siempre

hirviendo de fuego,

siempre

consumiéndote

encendido,

cocina

cenital,

párpado

puro,

colérico y tranquilo,

fogón y fogonero,

sol,

yo quiero

mirarte

con los viejos

ojos de América:

guanaco

huracanado,

cabeza

de maiz,

corazón amarillo,

lunar de oro,

cuerpo quemante,

zanahoria ardiente,

hermosa

es tu mirada,

apenas tocas

la rama

nace

la primavera,

apenas,

cola de ámbar,

tocas

los trigales

y se derrama el trigo

repitiendo

tu forma,

pan,

pan del cielo,

horno sagrado,

tú no fuiste

estrella blanca,

hielo,

diamante congelado

en la mirada

de la noche:

fuiste

energía,

diurno,

fuerte fecundador, potro celeste

seminal semillero

y bajo

tu palpitante pulso

la semilla %

creció,

la tierra

desnudó su forma verde

y nosotros

levantamos

las uvas

y la tierra

en una copa

ardiendo:

te heredamos:

somos

hijos

del sol y de la tierra.

Los hombres

de América

así fuimos creados,

en nuestra sangre

tierra y sol circulan

como imanes nutricios,

y te reverenciamos

esfera tutelar, rosa de fósforo,

volador

volcán del cielo,

padre de cordilleras,

tigre germinador,

patriarca de oro,

anillo

crepitante,

germen total, incubador profundo,

gallo del universo.

  • Pablo Neruda

ODA A LA LLUVIA

Tornasol en cristales inmersos

por haz de esperanza escurres

y caes de picada con suavidad de nardo.

Te besa la tierra en tu hermosura,

y así sedienta y con ganas

te bebe toda a través de sus venas,

tu mojas sus raíces y le das su alimento

al follaje secreto que extrae tu ternura.

Magia envuelve tu forma,

te diluyes salpicada en vertical descenso,

y fluyes telúricamente arrastrando soledades,

allí en lo inimaginable te formas,

y a través de filamentos de barro

se eleva en vapor tu alma hacia las bóvedas del cielo.

A las fuentes regresas,

a aquel hogar primero de donde te soltaron,

y corres atomizada detrás del sueño de volverte niña,

niña hecha lluvia en los dedos del ángel.

Se abren las represas,

cisternas del Edén en cataratas caen,

y tocan el polvo que formo la estrella,

y allí te mezclas para hacerte vida,

en capullos de algodón invernando tu entorno,

y abrazo de capullos te despierta.

Tu padre, tu creador, a su mandato,

en resplandor que grita te ilumina el sendero,

y de allí te permeas en concierto de nubes,

suavecita y danzando envuelta en viento,

rayando el plenilunio,

mojándole la noche a los enamorados

y aun hasta apagando los deseos fugaces

que cruzan el espacio intermitente.

Caes sobre los bosques que albergan  sigilosa la natura,

la fauna y la floresta que hay en ellos,

caes siempre esporádica y alborotas el olor de las praderas

con simbiosis de tierra,

tu fragancia se mezcla con céfiro de picos,

con las alas del ave que en ti se baña.

Tus manos que borran huellas a su paso,

se llevan el dulce rastro

el cual dejo el amor sobre la hierba,

las pisadas del invierno sobre las copas secas de los árboles,

la caricia del viento abrazador que disipa las cosas inconstantes,

como la hoja muerta en el camino,

como el pez indefenso que salio de su cauce,

y aun, si hay tristeza, te la llevas.

Oh lluvia de mis noches y mis días,

que caes para morir tan lentamente,

repitiendo así el génesis de tu vida,

en tu ciclo ese sol astutamente

te absuelve en su ambición a las alturas,

para que tú le cubras con tu sombra

y le des paz así en tu regazo tierno.

Oh lluvia no me apartes de tu suerte,

vuelve a caer de arriba dulcemente

aunque esta sea tu segunda vida,

devuélvele a la tierra su hermosura,

su alegría, su amor, su olor bien grato…

y ella te premiara a ti con besos,

con beber de tu fuente en lo secreto

y amarte aunque sea solo un rato.

  • Aneudis Pérez